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viernes, 5 de agosto de 2016

Historia sobre la enseñanza de segundas lenguas



La enseñanza de segundas lenguas ha experimentado importantes cambios a través de la historia. Los métodos tradicionales, provenientes de la enseñanza de las lenguas clásicas, dominaron durante años la enseñanza de idiomas. El planteamiento de su enseñanza se basaba en el aprendizaje y la aplicación de las reglas gramaticales, la traducción de una lengua a otra y el aprendizaje de un vocabulario aislado.

En el siglo XIX aumentaron las oportunidades de comunicación entre europeos, lo que creó la demanda de adquirir una destreza oral en lenguas extranjeras. Surgían nuevas ideas sobre la enseñanza de segundas lenguas, de las cuales algunas no tuvieron éxito entonces, como la del francés C. Marcel (1793-1896) que enfatizaba en la importancia del significado en el aprendizaje de lenguas, —una hipótesis que mucho más tarde llegó a ser generalmente aceptada—.

Otras ideas, no obstante, sí desembocaron en aquel momento en métodos de enseñanza nuevos y con una influencia importante. Dichos métodos mostraban un interés por la modernización de la enseñanza de las lenguas extranjeras, poniendo especial énfasis en la lengua hablada. Algunos aplicaban una metodología inductiva en la enseñanza de gramática y apoyaban la enseñanza de nuevos significados sin recurrir a la lengua materna, basándose en el supuesto naturalista de que el proceso de aprendizaje de una segunda lengua es similar al proceso de adquisición de la primera lengua.

Algunos métodos introducían el texto escrito y la reflexión gramatical, y otros la práctica de la lengua en un contexto situacional y la enseñanza de estructuras sencillas antes de las estructuras complejas de la lengua. Algunos enfatizaban en la importancia de aprender mediante instrucciones del profesor y acciones físicas de los aprendientes. Otros, contrariamente, se basaban en la suposición de que el profesor debe estar en silencio en lo posible y que debe estimular al aprendiente a expresarse. Muchos de estos métodos ofrecían innovaciones importantes en la enseñanza de segundas lenguas, de las cuales varias siguen influyendo considerablemente en la enseñanza de hoy en día. Sin embargo, en la práctica la mayoría no dedicaba atención a la adquisición de una competencia comunicativa sino lingüística, y ponía énfasis en los procesos de enseñanza de arriba-abajo, es decir que los planteamientos de instrucción determinaban lo que el aprendiente tenía que aprender.

En la segunda mitad del siglo XX aumenta el interés por la investigación del aprendizaje de idiomas, debido a los resultados insatisfactorios obtenidos hasta entonces con la aplicación de los métodos. A partir de aquel momento se estudian ampliamente los procesos que desempeñan un papel en la adquisición de lenguas. Esta tendencia en la enseñanza de lenguas extranjeras a desplazar sus planteamientos desde una visión ´externa´ o ´de arriba-abajo´ hacia un enfoque que busque comprender los procesos de adquisición internamente ´de abajo-arriba´ desemboca en una nueva visión. Se considera que los factores que desempeñan un papel en la adquisición deben dirigir la enseñanza y no al revés.
Surgen nuevos enfoques que tienen como objetivo la adquisición de la competencia comunicativa. La enseñanza comunicativa de la lengua es probablemente el enfoque de mayor relevancia y el más considerado en la enseñanza actual de segundas lenguas. En Europa su origen está asociado a la propuesta de Wilkins (1972) de una definición funcional y comunicativa de lengua, que desemboca en la publicación del denominado Notional Syllabuses (1976). El Consejo de Europa utiliza este programa nociofuncional para establecer los objetivos del aprendizaje de una lengua extranjera, que por primera vez en la historia de la metodología se fijan en términos de la capacidad de comunicarse con hablantes nativos. Se publican primero las especificaciones para el inglés como lengua extranjera en el nivel básico, denominado Threshold Level(Van Ek y Alexander, 1980) y luego, entre otras, para el español, en el llamado Nivel Umbral (Slagter, 1979). Estas publicaciones forman la base para la expansión de la enseñanza comunicativa. Ahora el objetivo es la competencia comunicativa y sus características más importantes, la atención sistemática tanto a los aspectos funcionales como a los aspectos estructurales de la lengua.


Otras tendencias importantes que surgen a partir los años 80 del siglo XX son el uso de tareas con vacío de información y la comunicación real en el aula, es decir imprevisible, espontánea y no estructurada anteriormente, así como la reflexión de los profesores sobre sus actuaciones y el comportamiento de los aprendientes. En general se sensibiliza al profesorado más hacia las relaciones humanas, la interacción y el clima social y afectivo en el aula. En muchas aulas se fomenta la cooperación, en vez de la competitividad, ya que el aprendizaje de la lengua no se concibe como una consecución individual, sino como un logro colectivo, fruto de la colaboración entre aprendientes. No obstante, a su vez se asumen las necesidades específicas e individuales del aprendiente y se considera importante fomentar su responsabilidad y autonomía en el aprendizaje. Asimismo, se enfatiza hoy en día en las estrategias de aprendizaje, que permiten al aprendiente aplicar de manera más efectiva sus recursos a cada situación de aprendizaje y mejorar la forma en que aprende.

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